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Entrevista exclusiva para ADF
Miguel Miguel, mago y cómico
Miguel Miguel
Edad: 30 años
Localidad: Madrid
Profesión: Mago cómico
"El primer truco que aprendí fue piscinero, el típico de adivinar la carta"
La invitación resultaba irremediablemente misteriosa. Cruzar la entrada daba paso a un laberinto de enigmas y secretos sin resolver. Allí descansaban los magos más pragmáticos del ilusionismo. Pude ver como Harry Houdini escapaba de una trampa mortal en menos de 10 segundos, y a René Lavand con su baraja envuelta en un aura de incógnita. También estaba Juan Tamariz, dejando escapar de la chistera una retahíla de efectos maravillosos cuya causa desconocía, y a su lado, un joven discípulo que se presentó como Miguel Miguel. En sus ojos pronto adiviné la capacidad de interpretar la vida con humor, y un talento innato para hacer que lo imposible pareciese realidad.
Aprovechando una de sus visitas a nuestra tierra, Miguel Miguel ha aparecido (por la puerta) en las oficinas de ALMERÍAdeFIESTA para concedernos esta entrevista en exclusiva.
¿Por qué decidiste dedicarte al mundo del espectáculo?
De pequeño vi un truco en el que un mago duplicaba una moneda. Para un niño eso es muy especial, así que con tan sólo 10 años comencé a interesarme por el mundo de la magia. Estudié en la Escuela de Juan Tamariz, y de la magia acabé pasándome a la comedia.
Miguel Miguel...¿lo bueno, si breve, dos veces bueno?
Cuando empecé mis amigos y conocidos siempre me presentaban diciendo “este es el mago”, “Miguel, el mago”. Y yo les respondía, “Miguel, sólo Miguel, Miguel”. Esa es la verdad verdadera, aunque en mi espectáculo cuento algo muy distinto…
¿Recuerdas el primer truco que aprendiste?
Por supuesto, nunca se olvida. Fue un truco piscinero, de los que aprendes con los amigos. Era muy básico, el típico de adivinar la carta de la baraja.
¿Y cuál es el que más te ha impresionado a ti?
Más que un truco, hay un mago que siempre consigue sorprenderme. Se trata de René Lavand. Solamente con una mano y una baraja es capaz de hacerme aflorar todo tipo de sensaciones. Lo importante no es el efecto del juego, sino lo que lo acompaña.
Además de Lavand, ¿quiénes son tus magos cómicos fetiche?
Juan Tamariz, porque fue uno de mis maestros. También admiro a Jaime Figueroa, y aunque ya no esté entre nosotros, Pepe Carroll sigue siendo uno de los grandes.
¿Qué cualidades tiene que tener el mago perfecto?
El mago perfecto tiene que tener su propia personalidad. Tiene que saber controlar el ritmo, tiene que caer bien, y sobre todo, disfrutar con lo que hace, porque si eso ocurre, los demás también van a disfrutar.
¿Eres un mago infalible o alguna vez te han descubierto?
Tengo que reconocer que alguna que otra vez la he cagado. En uno de mis espectáculos, hago aparecer dos palomas. Un día una de las palomas se escapó y apareció volando por el escenario. En esas situaciones toca improvisar. Si algo bueno tiene la magia es que nadie, excepto el mago, sabe lo que va a ocurrir, por lo que puedes ser rápido y cambiar lo que ha fallado.
Una frase que te haga sonreír
“Por la mañana café y cigarro, muñequito de barro”. Otra que me hace reír es una que cuenta mi amigo Alex Clavero en su espectáculo Ríete tú…de antaño, y dice “mujer de pub y vino de frasco, por la noche gusta pero por la mañana da asco”.
¿Para qué personaje público te gustaría actuar?
Para Mourinho. ¡A ver si consigo hacerle reír!
¿Es tu primera vez en Almería?
Realmente soy virgen en vuestra tierra, aunque sólo sobre el escenario, porque he estado muchos años veraneando en Aguadulce. Aquí tengo muy buenos amigos, me hace mucha ilusión porque van a venir a verme actuar.
¿Cómo te gusta divertirte?
Me encanta el fútbol, soy un apasionado del Real Madrid y siempre que puedo voy al estadio. También me encanta viajar, recorrer mundo, aunque una de las cosas que más me gusta hacer es ir a comer a casa y reunirme con mis cuatro hermanos.
¿Qué se va a encontrar la gente que vaya a verte?
Se van a encontrar magia, un humor muy blanco, cotidianidad. Es un show cerrado, con un personaje que empieza muy bajo, pero que va cogiendo fuerza a lo largo de la actuación.