Tras vivir la oportunidad de residir diez meses en Bremen, ciudad al norte de Alemania, sería imposible quedarme con una sola anécdota.

Posiblemente, una de las situaciones más destacables de mi experiencia fue el frío polar que se vive en el norte de Europa. No podía entender cómo la gente seguía haciendo su día a día como si nada pasase, como si los 20 grados bajo cero que azotaban la ciudad nada tuviesen que ver con ellos. Desde luego, los alemanes son estoicos y prácticos un rato, tendríais que ver qué apañaos y qué bien se lo montan con esa manera tan estupenda e innata que tienen para ir en bici con un café en una mano y el periódico en la otra. Un problema añadido era que al duro frío le acompañaba la ausencia parcial y, casi total, de cualquier tipo de rayo luminoso, a las cuatro de la tarde podían ser las cuatro de la madrugada; yo no notaba diferencia alguna en el cielo.

Pero no todo ha sido frío y oscuridad en el país de la cerveza y las salchichas, un cambio espectacular que me chocó bastante fue el paso a la estación primaveral. Cuando en una zona tan sumamente fría llega una época estival todo el mundo se vuelca con el buen tiempo, barbacoas en el río, parques llenos, espectáculos en la calle, en definitiva, una ciudad que no descansa. Además, en esta época del año se celebran las Open Air, fiestas al aire libre donde los diversos géneros de la música electrónica no dejan de sonar, y es que Alemania es la cuna de la música electrónica, y en especial su capital, Berlín.

Otro aspecto que me llamó la atención fue el sentido del civismo y la funcionalidad en todos los servicios públicos. Tanto autobuses como tranvías llegaban a parada al minuto exacto que aparecía en el horario, algo que en España supone una locura. Además, pasear por las calles era agradable, el hecho de encontrar algún tipo de suciedad o resto en el suelo rompía la armonía existente.

En general mi experiencia ha sido más que gratificante y recomendable para todo el mundo. La cultura alemana es muy interesante y creo que como españoles nos podemos nutrir de muchos de los elementos que la conforman.